Entre las heladas que caen todas las noches y el frío que ha hecho los últimos fines de semana, tengo que reconocer que el jardín está un poco abandonado. Sin embargo, me he dado más prisa que otros años y ya tengo plantados tanto los bulbos como los ajos. De todas maneras todavía me quedan unas cuantas cosas que preparar de cara a la llegada del invierno:
Preparar la tierra
Me gusta, ahora en otoño, airear bien la tierra donde voy a poner el huerto. Así me evito las palizas que me solía dar todas las primaveras quitando las malas hierbas.
De paso, le echo el compost que se ha formado este año para que vaya fertilizando poco a poco el suelo durante el deshielo en primavera. En el caso de los ajos además les servirá para protegerles del frío que les espera.
Encamado
La tierra así sin nada es de lo más tentador para las semillas de las malas hierbas. Como además crecen mucho mejor que las flores o los vegetales que plantamos, me he aficionado a cubrir el suelo lo mejor que puedo.
El las zonas donde van los bulbos utilizo las acículas de los pinos que recogo en un bosque cercano. Aprovecho los paseos matutinos con mi perro y cargo en la mochila unos cuantos litros de acículas con las que cubro lo mejor que puedo a los futuros tulipanes y lirios.
Por motivos más estéticos que otra cosa, los arbustos, rosales y las parras las cubro con trocitos de corteza de árbol. Las venden en muchas tiendas de jardinería, pero yo recurro a los restos de las talas en el bosque de al lado de casa.
Una vez preparado el suelo donde van a ir los vegetales lo cubros con el césped de la última corta del año. Mi jardín es muy pequeño y no tengo suficiente, pero como le corto el césped a mi vecino, uso el suyo y me da para cubrir todo. No me gusta usar las acículas porque tengo la sensación de que la resina que tienen podría inhibir el crecimiento de las lechugas y los tomates. Bueno, es sólo una sensación sin ninguna base, pero por si acaso...
Preparar la tierra
Me gusta, ahora en otoño, airear bien la tierra donde voy a poner el huerto. Así me evito las palizas que me solía dar todas las primaveras quitando las malas hierbas.
De paso, le echo el compost que se ha formado este año para que vaya fertilizando poco a poco el suelo durante el deshielo en primavera. En el caso de los ajos además les servirá para protegerles del frío que les espera.
Encamado
La tierra así sin nada es de lo más tentador para las semillas de las malas hierbas. Como además crecen mucho mejor que las flores o los vegetales que plantamos, me he aficionado a cubrir el suelo lo mejor que puedo.
El las zonas donde van los bulbos utilizo las acículas de los pinos que recogo en un bosque cercano. Aprovecho los paseos matutinos con mi perro y cargo en la mochila unos cuantos litros de acículas con las que cubro lo mejor que puedo a los futuros tulipanes y lirios.
Por motivos más estéticos que otra cosa, los arbustos, rosales y las parras las cubro con trocitos de corteza de árbol. Las venden en muchas tiendas de jardinería, pero yo recurro a los restos de las talas en el bosque de al lado de casa.
Una vez preparado el suelo donde van a ir los vegetales lo cubros con el césped de la última corta del año. Mi jardín es muy pequeño y no tengo suficiente, pero como le corto el césped a mi vecino, uso el suyo y me da para cubrir todo. No me gusta usar las acículas porque tengo la sensación de que la resina que tienen podría inhibir el crecimiento de las lechugas y los tomates. Bueno, es sólo una sensación sin ninguna base, pero por si acaso...
0 comentarios:
Publicar un comentario